lunes, 22 de septiembre de 2008

martes, 12 de agosto de 2008

De árboles y canciones

Gabriel no tiene mucho más de un mes, pero ya tiene un árbol que le ha plantado su abuelo, una canción de su otro abuelo, y un árbol genealógico de la tía..........

la primera cançó d'en Gabriel


su arbolito


árbol genealógico

Gabriel y su amiga Emma



viernes, 25 de julio de 2008

Diseño a imagen y semejanza

(Artículo de Constanza y Mayra para la revista)


La vida es una tómbola misteriosamente amañada. Siempre sale la bolita que tiene que salir a la hora que tiene que salir. Si te toca morir, en horizontal te sacan aunque hayas pagado las vacaciones por adelantado, así como si te toca nacer, naces aunque sea 29 de febrero y no tengas en perspectiva otro cumpleaños de verdad hasta dentro de cuatro años. Lo lógico es que si a algunos les toca la bolita de venir al mundo, a otros les toca la de esperar, sí o sí. Y quien espera, desespera, dicen, cosa que no es de extrañar visto como está el tema de preparar la bienvenida a una nueva personita que, ingenua de ella, se piensa que sus bolitas le deparan un misterioso futuro. Pues no.

Ser padres debe ser el primer acto de diseño espontáneo de la humanidad. Un niño o una niña viene a ser como un trozo de plastilina que será todo lo que sus creadores quieran que sea hasta que pueda decir ¡basta! y huya raudo y veloz al más puro estilo Chicken Run. Si tiene suerte, tendrá una habitación de color neutro y descubrirá el vacío de la pérdida cuando el pececillo que compró en una bolsa a la salida del colegio aparezca flotando unos días más tarde por falta de oxígeno. Si no la tiene, su habitación estará coronada por una cenefa con personajes de Disney a juego con la colcha del ratón de rigor y se traumará cuando sus padres le obliguen a ver en directo la muerte de la madre de Bambi. Este mismo personajillo puede tener la fortuna que su padre sea tunero de tuna, y su referente musical pase por clavelitos, además de ser tunero de tunning, y le pierdan los alerones. En resumen: su diseño estará condicionado por el estilo de sus progenitores y, en caso de querer torcer la mano al destino para elegir sus propias bolitas, habrá de rediseñarse a sí mismo tras años y años de bocetos fallidos.

No es que una cosa esté bien y la otra esté mal. El asunto clave es hasta dónde puede llegar la obsesión del creador sobre su obra. Caprichoso es el destino y seguro que si se diseña un ser indie con Converse talla 0 a la larga acabará yendo a los conciertos de OT cincuentaysieteava generación, o si se pretende educar a un vegetariano de pro, lo más natural es que al cabo de los años acabe celebrando los cumpleaños de sus hijos en el Burguer King.

Nunca se está del todo seguro como acabará siendo utilizado aquello que se ha creado: si la revista acaba de posavasos, el vaso de portalápices y el lápiz de seudo pinza para el pelo, no es posible imaginar en que puede acabar un niño o una niña. Hasta que no se tiene la altura para llegar al tambor, los padres escogen bolita. Después de eso, llega el verdadero futuro, el misterioso y sorprendente futuro del rediseño humano. La suerte está echada.

Dedicado a todos los que desde ahora ya han comenzado a diseñar gente. Ánimo.

Texto: Constanza Saavedra
Ilustración: Mayra Aguilar


http://www.cuatico.net/